Soy una persona orgullosamente parte de los sectores sociales LGBTIQ+. Amo la naturaleza y más si es al lado de mis dos perritas, me encanta la herbolaria, el cine argentino, la gastronomía, la danza como ritual, y las artes como herramienta de sanación.

Disfruto de los atardeceres, el aroma a café y chocolate, los viajes, la cerámica, y caminar por el bosque escuchando a la tierra y las aves, me encanta escuchar y leer historias.

Creo profundamente en la posibilidad de transformar nuestras historias personales y familiares desde la raíz. Mi experiencia me ha mostrado que sanar también es un acto político, que puede contribuir a restaurar nuestros territorios y linajes marcados por la guerra y otras violencias sistemáticas a lo largo de la historia.

Confío en la terapia, el arte, la autoexploración y el poder del lenguaje para desprogramar creencias limitantes y construir relaciones más sanas, equitativas y conscientes. Reivindico la sabiduría ancestral y el cuidado de la vida como una forma de resistencia y amor profundo.

A lo largo de mi trayectoria, he acompañado procesos individuales y grupales con mujeres y disidencias sexo-genéricas, tanto en contextos urbanos como comunitarios. He colaborado con ONGs nacionales e internacionales brindando atención a población migrante, refugiada y solicitante de asilo, desde un enfoque interseccional, feminista, diferencial y de acción sin daño.

Mi enfoque se basa en el reconocimiento de los vínculos familiares y ancestrales, el respeto por las diversidades y la convicción de que la sanación individual también transforma lo colectivo.